...

Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Antaño, si mal no recuerdo

Recuerdo que los veranos antes... eran lo mejor de mi vida.
Ahora, no tanto.
Las vacaciones están sobrevaloradas y ya no tengo oportunidad de dejar asignaturas pendientes para septiembre.
En verano, siempre ocurre...que no ocurre nada, que a esta ciudad le faltan calles de ida y vuelta..y le sobran sastrerías, que los periódicos son más flacos en agosto..y aún así, siguen contando y costando lo mismo...
Ocurre que ya no reconozco el barrio de mi niñez...y me apena.
Hay muchas cosas que han cambiado. En los cines hay mil salas, y cuesta encontrar la número trece, que es la única en la que dan algo digno. Han ensanchado tanto las aceras que puedes perderte en ellas, han remodelado torres y teatros...y ya no me gusta el olor de los bares.
Ocurre que ya nadie me habla en valenciano..y quién lo hace...me suena a catalán(tu valenciano, sonaba a valenciano). Y ya no hay quién me diga el número de habitantes de cierto pueblo que no aparece en los mapas, que no tengo a quién robarle tabaco a escondidas... que ya puedo comprarlo.
Nadie dejaba las calles como tú, nadie cargaba como tú, nadie juntaba papeles tricolores("blanco, azul y rosa..mira los números") como tú..
Y ahora sé... que el verdugo tenía más de víctima que de verdugo, y que la víctima...padecía victimismo...y eso aún no hay quién lo cure.
Al fin y al cabo, tú me enseñaste a llorar...( y no sabes cuánto te lo agradezco)
Y ya no se puede cantar en la playa, ni comer, ni beber...ni fumar. ¿Para qué ir? No hay escondites allí donde saltarse las leyes..

El año que viene, en verano...iré a una ciudad fría.. (Prometido)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Tokio blues

-(...) Pero ahora busco la perfección. Por eso es tan difícil.


-¿Un amor perfecto?

-¡No, hombre! No pido tanto.Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo. Vuelves jadeando y me lo ofreces. "Toma, Midori. Tu pastel de fresa", me dices. Y te suelto: "¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo!".Y lo arrojo por la ventana. Eso es lo que yo quiero.

-No creo que eso sea el amor -le dije con semblante atónito.

-Sí tiene que ver. Pero tú no lo sabes -replicó Midori-. Para las chicas, a veces esto tiene una gran importancia.

-¿Arrojar pasteles de fresa por la ventana?

-Sí. Y yo quiero que mi novio me diga lo siguiente: "Ha sido culpa mía. Tendría que haber supuesto que se te quitarían las ganas de comer pastel de fresa. Soy un estúpido, un insensible. Iré a comprarte otra cosa para que me perdones. ¿Qué te apetece? ¿Mousse de chocolate? ¿Tarta de queso?".



-¿Y qué sucedería a continuación?

-Pues que yo a una persona que hiciera esto por mí la querría mucho.

-A mí me parece un desatino.

-Yo creo que el amor es eso. Pero nadie me comprende. (...)