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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

martes, 7 de mayo de 2013

Canción primera (o Poema del aire)

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro
sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una
corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una
mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni
tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un
año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y
envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló
los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló
los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas.
Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi
madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a
un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre.
Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio
de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos
llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramaticales encima de una rosa.
Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado
en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa.
Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una
niña que lleva por grillete las estrellas del mundo. Pienso que he venido
renaciendo los últimos 24 años, y que he transformado mi horario
escolar en una placenta de pétalos. Pienso que mi vida es un pajarito
con el corazón de estambre y una corona de huesos. Pero no es así.
Mi vida no es un pájaro de estambre, ni violeta, ni rojo, ni verde, ni pluma,
ni cieno, ni triste, ni roca, ni azulmente roca, ni estambremente roca.
Mi vida es una nota al pie de mi obra. Y mi obra es un libro de geografía 
que se ha convertido en mariposa. Y mi mariposa lleva polen y ríos 
sobre las alas. Nací el 24 de junio de ningún año. Soy una mujer con 500
golondrinas dentro. No tengo recuerdos de mi pueblo. Me estoy soñando.
No tengo recuerdos de mi infancia. Me estoy soñando.
Mi vida nunca fue. He descubierto que la poesía es un cuadro que se pinta
sin usar pinceles, una danza que se baila sin usar el cuerpo, un beso que
se da sin usar los labios. He descubierto que la poesía es un juego en el
cual está prohibido seguir las reglas; que es entender que tenemos el
pecho lleno de musgo, de nieve, de agua, de tierra y de semillas que
florecen como soles; que la poesía es una parvada de golondrinas
despedazándote el cuerpo de adentro hacia fuera; que la poesía es
platicar con las palomas en el techo de las catedrales. He descubierto,
que quizá, incluso, la poesía es. Nací el 24 de junio de mil novecientos
madera y tres. Mi madre se rompió los dientes en el parto. Fui arrojada a
una cuna de paja. Tenía las uñas de los pies azules y enrolladas como pergamino.
Mi padre estuvo orgulloso de mi sexo, hasta que descubrió
que mi sexo era una constelación de girasoles. Esta mañana he decidido escribir,
no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir.
Sólo tallarme los ojos con la pluma, para ver al mundo lleno de rayones, 
y una de mis lágrimas sea tinta.

         (David Meza)

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