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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Basta.
Llega un momento en el que ya no es posible tragar con todo.
Llega un momento en el que una deja de creer en las buenas intenciones de tanto verlas una y otra vez destrozadas.

Todo es falso.
Todo son apariencias, una fiesta de máscaras para entretener al gran público.
Pero no hay orquesta.
No hay banda...
...ni finales felices.

Y hay quien dice que debo sonreír aunque esté triste.
Eso puede conmigo.
Y eso que se me da bien disimular.
Pero me parece más un acto de hipocresía que de valentía el sonreír por fuera cuando por dentro no hay risas....
...la humedad interior siempre acaba calando a las paredes superficiales.

Todo esto es porque hay mañanas en las que me pregunto que qué le pasó al mundo durante mi sueño.
Y por qué aparecen de repente los que llaman por joder.
O los que sólo llaman cuando se enteran de que estás mejor...
...que suelen ser los mismos que no llamaron cuando estabas peor.

Y es que el mundo da vueltas y yo....
...ya estoy mareada.

Y están, por supuesto,
los que no llaman.

No hay nada peor que un grito de auxilio silenciado justamente por quien debía recibirlo...
(bueno, sí lo hay... que el grito de auxilio ignorado, lo haya ignorado precisamente él).

Aprendida la lección.
No volveré a disimular.
No silenciaré ni le pondré máscaras a su egoísmo.
No defenderé lo indefendible.

Perdimos ambos, aunque el sordo (y ciego) aún no sea consciente.

(La verdadera familia va disminuyendo)
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4 comentarios:

  1. Terrible expurgo. Espero que haya cumplido la función de todo expurgo, que desde luego está muy clara...


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    »Mi primer libro lo escribí en rumano a los veintiún años, prometiéndome no volver a escribir nada más. Luego escribí otro, seguido de la misma promesa. La comedia se ha repetido durante más de cuarenta años. ¿Por qué? Porque escribir, por poco que sea, me ha ayudado a pasar los años, pues las obsesiones expresadas quedan debilitadas y superadas a medias. Estoy seguro de que si no hubiese emborronado papel, me hubiera matado hace mucho. Escribir es un alivio extraordinario. Y publicar también. Esto les parecerá ridículo y, sin embargo, es muy cierto. Pues un libro es vuestra vida, o una parte de ella, que os hace exterior. Se desprende uno de todo lo que ama y sobre todo de todo lo que detesta en uno mismo. Iré más lejos, si no hubiese escrito, hubiera podido convertirme en un asesino. La expresión es una liberación. Les aconsejo que hagan el ejercicio siguiente: cuando odien a alguien y sientan ganas de liquidarle, cojan un trozo de papel y escriban que Fulano es un puerco, un bandido, un crápula, un monstruo. En seguida advertirán que ya le odian menos. Es precisamente lo mismo que yo he hecho respecto a mí mismo. He escrito para injuriar la vida y para injuriarme. ¿Resultado? Me he soportado mejor y he soportado mejor la vida.«


    —“Conversaciones”, Ciorán—

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    1. A injuriarnos todos... a ver si nos soportamos..
      (Tendré que volver a Ciorán)...

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  2. Esto del existir no deja de ser un gran carnaval, hoy vas de bajón y mañana seguro que te toca subidón porque así funciona la mascarada de estar vivos. ¿Finales felices? A tomar por culo las perdices, cómete los buenos momentos cuando se presenten e intenta olvidar todo aquello que te transmite malas vibraciones.
    Yo también llevo un año terrorífico, de esos que dejan huella como “la humedad interior en las paredes superficiales” (tremenda esa estrofa, xiqueta); pero intento sonreír y ser fuerte (también se me da bien el paripé, porque sé que a otras personas menos estables emocionalmente les insufla ánimos) y sobre todo he aprendido a llevarlo TODO, por duro que sea y que es, con sentido del humor. La procesión va por dentro, ya sabes, ¿hipocresía?, yo lo llamaría… generosidad.
    Perdona si esta te parece una llamada a destiempo, solo quería dejarte un abrazo.

    Venga, ¡ánimo!

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    1. Gracias por el abrazo y los ánimos...
      Tienes tu parte de razón en negar la hipocresía y llamarlo generosidad, pero hasta esa máscara se acaba humedeciendo y hay que gritar alguna vez (gritar para que se oiga) que el maquillaje no hace milagros.

      Espero que tu año terrorífico haya quedado "allá" y este nuevo no necesites máscaras para sonreír...

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