...

Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

martes, 21 de octubre de 2014

Prometedores naufragios

 
Hoy me despedí de mi club
di de baja mi sonrisa
y facturé
lo que me queda de vida.
Compré un pasaje en primera
en aquél crucero pirata
por prometedores
prometedores naufragios.
Dejo para algún futuro cercano
una vida de segunda mano
en una casa de empeños.
Y recuerdos con baño de oro
que brillan como un tesoro
con fecha de caducidad.
Descubrí colgado de las estrellas
este pijama arrugado
y el temblor de una ausencia
en la cama de al lado.
Voy más muerto que vivo
llevando para el camino
una cantimplora
de licor de penas.
Estoy a mil millas de nada
con la estela de tu mirada
colgada de la solapa.
Y llevo un cancionero pegado
a los pliegues del alma
que se parece a mi vida.
Me perdí persiguiendo una luna de plata
en aquél
crucero pirata
por prometedores
prometedores naufragios.

miércoles, 15 de octubre de 2014

                                                                                 "Me despierto muy temprano. Mi vuelta del
                                                                                  campo de los sueños es brutal al entrar en el
                                                                                  país de lo cotidiano."   (Léolo)


Son malos tiempos.
Tiempos grises.
Tiempos de escalofríos, de lágrimas propias y ajenas.
De no saber qué va a ser de nosotros.
De todos nosotros.
De la chica que ayer tenía el pelo rojizo.

Pero los tiempos pasan. Los tiempos pueden cambiar. Hay ideas que quedan, en algún sitio. Alguien tiene que tener encerrados a esos que en otros tiempos llamaron "principios".
En alguna esquina recóndita de nuestro subconsciente son proletarios marcados y manchados de grasa y carbón los que cantan "Arriba parias de la tierra".
En algún rincón un perro hambriento, en busca de algo con qué saciar el hambre, escarbará fosas y encontrará huesos que alguien llora.
En algún momento habrá que olvidar la lógica de la nación y abordar proyectos comunes.
Todo eso está ahí.
No creo que se pueda enterrar bajo objetivos de déficit. No creo que se lo haya llevado la prima de nadie, ni la de riesgo...
En algún momento alguien tropezará con ello en el desván...

Son tensiones viejas las que nos sacuden.
Nada nuevo está pasando.
Hubo antes otras Grecias.
Otras ruinas...
Y aún venden tintes...

Lo malo es que los encargados de la reconstrucción no piensan en los cimientos. Su único objetivo es seguir teniendo el poder de la empresa.
Pero yo puedo tintarte el pelo. No me importa mancharme de rojo...

miércoles, 1 de octubre de 2014

Conozco la sonrisa brillante de las mañanas,
las tardes melladas, las desdentadas noches.

Sé del aullar de gigantes en lumbres de aspa de molino,
sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas,
sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca.

Sé de las palabras inútiles como volutas de humo,
y de camas deshechas como lienzos desflorados.

Sé de los bordes cortantes del canto herido

Sé de su demencial cordura.

Desconozco, sin embargo,
ese rostro vagamente familiar
que me mira, a cada instante…

...desde el espejo."


                     Kutxi Romero

domingo, 28 de septiembre de 2014

Hay llamadas que desmontan esperanzas.
Lo sé, tu desesperanza fue mía también.
Pero esta vez no vamos a rendirnos.
No te rindas, que no estás sola.
Quizá quien más desearas que estuvieras no está.
Pero quedamos más.

No te rindas pequeña, que aún estamos a tiempos de abrazarnos, aún estás a tiempo de abrazar a la vida, de aceptar tus sombras, liberar el lastre y retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños y volar.

No te rindas, por favor, no cedas, aunque la quimio queme, aunque el miedo muerda, aunque no te lleguen los "Soles"...

No te rindas, porque la vida es tuya, lo noto en tu voz en tus días buenos.
Hoy no escuches a quien te reproche hechos pasados.
Hoy no importan..
y a quien le importen es que no importa...


Volaremos... otra vez...

lunes, 1 de septiembre de 2014



                                                                                 -Donde el silencio se puede tocar y morder. (N.V.)

Tengo miles de hojas
empapadas con la otra mitad de la tinta
que le falta a tu modo de quererme
-siempre a medias-.

Los dedos que intentan escribir rígidos por el frío
de la soledad,
morados los labios,
tiritando las uñas
y agrietados los ojos
y es que del otoño que empieza sólo me quedo
con las hojas que caerán
sobre las que escribirte
en mi perenne invierno.

Las estaciones asoman, saludan y se van
sin la música a otra parte
y dejan canciones que sin haber escuchado
contigo hablan de ti.

Y las páginas deberían aprender a temblar
para seguir el ritmo de mi caligrafía
cuando te escribo.

No tener libertad es también mirar una jaula
cerrada
a la que quieres entrar
pero que una vez abriste y el pájaro al que querías
acompañar
echó a volar
soñando con flores inmortales.

Y sólo esta vez diré
que voy a seguir aquí contigo
aún cuando te hayas ido...
Con esto quiero decir
que aunque esté en cualquier parte
huyendo de ti
jamás dejaré de intentar que vuelvas.



Y ahora...
puedes llamarme egoísta.



Agua salvaje

los dientes hambrientos del ojo
cubiertos de hollín de seda
abiertos a la lluvia
todo el año
el agua desnuda
oscurece el sudor de la frente de la noche
el ojo está encerrado en un triángulo

el ojo a velocidad reducida
mastica fragmentos de sueño
mastica dientes de sol, dientes cargados de sueño

el ruido ordenado en la periferia del resplandor
es un ángel
que sirve de cerradura a la seguridad de la
canción
una pipa que se fuma en el compartimento de
fumadores
en su carne los gritos se filtran por los nervios
que conducen la lluvia y sus dibujos
las mujeres lo usan a modo de collar
y despierta la alegría de los astrónomos

todos lo toman por un juego de pliegues marinos
aterciopelado por el calor y el insomnio que lo
colora

su ojo se abre sólo para el mío
no hay nadie sino yo que tenga miedo cuando lo
mira
y me deja en estado de respetuoso sufrimiento
allí donde los músculos de su vientre y de sus
piernas inflexibles
se encuentran en un soplido animal de hálito
salino
aparto con pudor las formaciones nubosas y su
meta
carne inexplorada que bruñen y suavizan las
aguas más sutiles.

   -Tristan Tzara-

lunes, 25 de agosto de 2014

Sentado desde su banco me llamó.
Nadie supo nunca su nombre pese a que todos en el barrio lo conocían.
Aquel hombre viejo, con su pelo cano y sus gafas pequeñas me llamó con su voz arrugada, mientras me acercaba sacaba de su bolsillo un paquete de papel marrón, atado con una cuerda ajada;

-Esto es para ti- me dijo.
-¿Para mí?
-Toma, te gustará. Lo sé.

Sorprendida tomé el paquete que sus arrugadas manos me tendían.
La cuerda se soltó con facilidad, el papel casi se deshace en mis manos...
Unas tijeras, lo que encontré fueron unas tijeras de acero inoxidable, totalmente normales, un poco más pesadas, quizá. Las asas estaban cubiertas con un paño que en su día hubo de ser blanco, en mis manos ya gris, completamente raído.
Intenté darle las gracias desde mi sorpresa y mi ignorancia.

-Son especiales- me dijo. -Estas tijeras son el mejor regalo que nadie nunca podrá hacerte. Estas tijeras sirven para cortar el tiempo, para cortar espacios... Trátalas con cuidado, úsalas con juicio.

Y de repente, pasaste tú por allí. Mis nervios hicieron que mi regalo acabara por los suelos. Partida en dos, la tijera. De los ojos arrugados del hombre que nunca conocí brotaron lágrimas...

Todavía no hemos encontrado el pegamento...
Un callejón a solas con el viejo
que te espera a ti mismo
dentro de treinta años.
               ...
De la vida me acuerdo.
Calzaba tus sandalias, iba en bici
conmigo hasta los faros vacíos.
Decía que era el mundo
una cosa sin frenos
donde poder perdernos.
Pero le fallamos. Nos cansamos
de tanto pedalear.
                  ...
 Pedro Andreu

miércoles, 4 de junio de 2014

Ingreso psiquiátrico

Estás en bata azul en el patio más triste
que recuerdo.
Rodeado de intentos de suicidio,
trastornos de personalidad y gatos.
Todos fuman. La cara de desánimo
de una adolescente pelirroja...

me conmueve. Hablamos
de la vida, vagamente.
Me cuentas que has fumado
dos paquetes, que os da fuego
la enfermera, que el mando
de la tele no funciona,
que el mundo ya no come de tu mano,
que te mordió muy fuerte
y no te quedan fuerzas.
Todas las tardes que puedo:
de cinco a siete. En tu patio.
Cigarro tras cigarro divagamos
sobre los gatos del otro lado de la verja,
poemas que leímos, Najwa Nimri…
Me dices que hay un tipo nuevo
que te anda vacilando, que sin dientes
te cuesta masticar, que aquella chica pelirroja
fue dada de alta, que no quería,
que se lanzó de un sexto piso y está muerta.
Nos callamos. Son las siete. Me marcho.
Hasta luego. Estoy mejor,
no te preocupes. Seguro que muy pronto
nos vemos ahí afuera.*


 (Pedro Andreu, "Alquiler a las afueras")


*Hay días que todo lo que encuentro me recuerda a ti, papá.

martes, 27 de mayo de 2014

Cierto día imaginé el futuro... y lo vi borroso.
Supuse que eso quiso decir que estabas en él,
porque nosotros siempre nos hemos mirado borrosos.

Lo malo es que para vivir una mentira, primero hay que creérsela...
y tú acabaste inspirándome más poesía que confianza.
Y no es un reproche.
Es una certeza.
Como esas cosas que sólo existen si crees en ellas.
Como los monstruos de debajo de la cama,
como los cuentos...
y nosotros.

Recuerdo la última vez que apagué las velas de una tarta,
la vez que subí a la caseta del sauce llorón
llegando hasta él por baldosas amarillas,
mi última estrella fugaz,
a la que quise seguir buscando culpables
por los deseos incumplidos.

Pero yo siempre estuve más cargada de balas que de razones,
siempre haciendo leña del sauce a punto de caer,
introduciendo el dedo en la carne para abrir una llaga.
Desaprendiendo a jugar,
que esta vez no gané porque el juego era yo.

Y dicen que muerto el perro....
Pero no,
la rabia viene después.

Hay quien dirá que estoy haciendo un drama de todo esto,
pero si le quitara hierro al asunto...
tendría que lastimar a alguien con ese hierro...

A fin de cuentas,
el daño viene incluído en las facturas,
y a pesar de ello, no sé
si aprendí algo de todo esto...

miércoles, 21 de mayo de 2014

Desde que la falsedad
quiso abrir mis ojos,
desde que escupí
al suelo, y no al cielo,
harta de tanto cinismo.

Desde que el niño inocente
dejó de ser el niño
sin reconocer su culpabilidad,
sin pedir perdón.

Desde que no hay baldosas amarillas,
sólo aceras grises,
desde que la búsqueda (que no se me encomendó a mí)
de la flor que no se marchita
resultó infructuosa...

Desde que el brillo de la hipocresía
dañó mis ojos abiertos...
Ya sólo admiro...
el silencio y la soledad.




viernes, 16 de mayo de 2014

miércoles, 23 de abril de 2014

Volver atrás,
salir por la puerta trasera,
lanzar todo lo que pesa,
ver como la piel se estira frente al espejo,
como los ojos dejan de gritar...

Volver atrás,
a esos días de andenes sin tranvías,
marcha atrás;
que los días de ceniza vuelvan al cenicero,
entre cuerpos conocidos y extraños
que hacen pausa en los andenes,
las lágrimas remontando a contracorriente
vuelven a mis pestañas hasta evaporarse,
y las hojas vuelven al calendario,
y las oportunidades a los sueños,
y los minutos a los relojes.
.
Los contratos de permanencia vuelven al cajón oscuro
de dónde salieron,
y la tinta de mis firmas
al gris de sus bolígrafos.
Y las cajas embaladas deshaciendo mudanzas,
y los regalos empaquetados,
y las entradas de conciertos,
y las listas de la compra
que siempre dejaban espacio de sobra en la nevera...
comienzan a cobrar vida desde cubos de basura inexistentes.

Y desaparece la niebla;
los enfermos abandonan hospitales,
los barcos varados vuelven a faenar,
los aviones regresan al punto de partida,
los trenes no sufren más...
Las despedidas se convierten en encuentros,
los prejuicios abandonan las conciencias,
las libretas quemadas aprenden a sofocar incendios.
Algunos muertos resucitan,
otros que se queden donde están...

La grieta de mi tejado se abre...
y se lo lleva todo.
Después vuelve a ser grieta
y me permite sólo rescatar deseos...

lunes, 7 de abril de 2014

Un día, de repente, la verdad te golpea.
Sin previo aviso, sin anestesia.
Un golpe recibido en lo que dura un suspiro.
El momento donde todo se aclara,
aunque todo esté oscuro..
El momento donde todo se calla,
aunque haya gritos en la esquina.
Y para seguir adelante es preciso saber que existe algo que debe ser dejado atrás.
La vida es como una cámara de video,
vieja,
que graba constantemente...
y a contrareloj.

...Y es preciso tener claro qué borrar.

martes, 1 de abril de 2014

El sospechoso

Cerró la puerta con llave. Miró hacia atrás con desconfianza
y se guardó la llave en el bolsillo. Le detuvieron en esa postura.
Le maltrataron durante meses. Hasta que una noche confesó
(y quedó demostrado) que la llave y la casa
eran suyas. Pero nadie pudo entender
por qué había escondido su llave. De modo que
a pesar de habérsele declarado inocente, siguió siendo
                                                           
sospechoso para todos.


(Yannis Ritsos)

martes, 25 de marzo de 2014

Mal día no ensayado.
Cambiaré el color
de los macabros pensamientos
que inundan
mi mente.

Ejercitaré la empatía.

Leeré los correos.

Hablaré más.

Dudaré menos.

Mostraré interés sin intereses.

Compartiré libros (algunos).

Aceptaré invitaciones.

Probaré a ser feliz.

Y si resulta...
prometo ser hipócrita de por vida...

jueves, 27 de febrero de 2014

Odio

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el locutor deportivo
de la radio del vecino
esos domingos por la tarde.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el macaco de uniforme
que sentencia -arma
al cinto- que el semáforo
no estaba en ámbar, sino en rojo.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el cívico paleto
vestido de payaso
que te dice
que no se permiten perros
en el parque.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con la gente que choca contigo
por la calle
cuando vas cargado
con las bolsas de la compra
o un bidón de queroseno
para una estufa
que en cualquier caso
no funciona.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con los automovilistas
cuando pisas un paso de peatones
y aceleran.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el neandertal en cuyas manos
alguien a puesto
ese taladro de percusión.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
cuando le dejas un libro a alguien
y te lo devuelve en edición fascicular.

El odio es una edición crítica
de Góngora.

El odio son las campanas
de la iglesia
en mañanas de resaca.

El odio es la familia.

El odio es un cajero
que se niega a darte más billetes
por imposibilidad transitoria
de comunicación con la central.

El odio es una abogada
de oficio
aliándose con el representante
de la ley
a las ocho de la mañana
en una comisaría
mientras sufres un ataque
de hipotermia.

El odio es una úlcera
en un atasco.

El odio son las palomitas
en el cine.

El odio es un cenincero
atestado de cáscaras de pipa.

El odio es un teléfono.

El odio es preguntar por un teléfono
y que te digan que no hay.

El odio es una visita
no solicitada.

El odio es un flautista
aficionado.

El odio
en estado puro
es rotractivo
personal
e intransferible.

El odio es que un estúpido
no entienda
tu incomprensión,
tu estupidez.

El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con este poema
si tu pluma
valiera
su pistola.

              (Roger Wolfe)

"Me faltan algunos odios todavía. Estoy seguro de que existen." (Céline)




miércoles, 19 de febrero de 2014

Fue un día raro.
Y no fue hoy.
Me levanté con fiebre.
El ascensor vino a buscarme sin que lo llamara.
Un anciano me regaló una estampita curativa (aún por comprobar).
Mi moto perdía aceite mientras se me cruzaba un gato negro.
Al teléfono de ese que tiene mi misma sangre contestó su "compañera",
pero no fuí yo quien llamé.
Una rubia me dijo que tenía un piso en alquiler para el de la compañera desconocida.
Uno que no conocía de nada me quiso contratar.
La fiebre bajó.
Entré en calor.
A la hora de cerrar oí ruidos fuera.
Me puse nerviosa.
Guardé el teléfono y el dinero en la chaqueta (por si acaso).
Seguí oyendo ruidos.
Levanté la persiana para salir.
Por una vez no se atascó.
Un par de biciletas.
Un carro (de los de bebés).
Cajas de naranjas vacías.
Trozos de madera.
Algo más irreconocible.
Todo esparcido en la acera.
Justo delante de la persiana.
Un señor apoyado en la farola
diciendo que eso no era suyo.
Pregunté (conocía al señor).
Nada.
Última vuelta a la cerradura.
Me dejé las llaves de la moto dentro.
Vuelvo a entrar.
Llamo a mi jefe.
Cojo las llaves.
Vuelvo a cerrar.
El señor me da las buenas noches.
Luego dice que no se arrepiente.
Me toca dar la vuelta.
Hay obstáculos que me impiden seguir recto.
Y otra vez el frio.

En días así me siento normal.

jueves, 30 de enero de 2014

Día libre.
Sofá y café con leche para desayunar.
Enciendo el televisor.
El sofá me incomoda.
El café con leche empieza a revolvérseme en el estómago,
antes de haberlo acabado.
Aparece un "señor" que;


Se atreve a utilizar
el imperativo inapelable.
Se atreve a decidir por ti.
Se atreve a decidir el sufrimiento por adelantado,
de condenar a muerte al vivo
siempre que ya esté vivo.

Y si no estás de acuerdo
eres un asesino.

Señor Ministro de la Injusticia
deje de ejercer la dictadura
del que se cree por encima de la vida.

miércoles, 15 de enero de 2014

Me dejaste una extraña herencia,
nada de dinero,
valores escasos.
Una herencia de sangre que no se seca,
una herida de años no sanados,
de cuentas mal ajustadas
de ajustes sin contar.

Y sí,
había en este mundo alguien con más desesperanza que tú.
Era yo.
Porque no me enseñaste a contar,
ni a ajustar.
Porque te fuiste varias veces
antes de irte...

Aunque nunca te hayas ido.