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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

viernes, 25 de febrero de 2011

A

Creo que perdí el Norte. Y encuentro mi moral justo bajo los raíles. Se acerca el revisor y no sé si darle el billete o romperlo y saltar al andén.
Y sin Norte, no sé si quiero Este o quiero Oeste.
Bailo entre dos aguas y una de ellas me llega al cuello.
Puede que esté llegando la hora de tirar el reloj por la ventana y dejar volar en libertad a los pájaros que habitan en mi cabeza. ¿Que se han olvidado de volar? No importa. Ya se inventó el Red  Bull.
Puede que haga la mochila y me cuele de polizón en un barco. O que esconda la cabeza cual avestruz. O que salte al vacío sin haber leído las instrucciones del paracaídas. ¿Que puede que no se abra? No importa. Sobró Red Bull. Nunca me gustó, pero hasta lo desagradable puede ser útil.

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