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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 4 de junio de 2014

Ingreso psiquiátrico

Estás en bata azul en el patio más triste
que recuerdo.
Rodeado de intentos de suicidio,
trastornos de personalidad y gatos.
Todos fuman. La cara de desánimo
de una adolescente pelirroja...

me conmueve. Hablamos
de la vida, vagamente.
Me cuentas que has fumado
dos paquetes, que os da fuego
la enfermera, que el mando
de la tele no funciona,
que el mundo ya no come de tu mano,
que te mordió muy fuerte
y no te quedan fuerzas.
Todas las tardes que puedo:
de cinco a siete. En tu patio.
Cigarro tras cigarro divagamos
sobre los gatos del otro lado de la verja,
poemas que leímos, Najwa Nimri…
Me dices que hay un tipo nuevo
que te anda vacilando, que sin dientes
te cuesta masticar, que aquella chica pelirroja
fue dada de alta, que no quería,
que se lanzó de un sexto piso y está muerta.
Nos callamos. Son las siete. Me marcho.
Hasta luego. Estoy mejor,
no te preocupes. Seguro que muy pronto
nos vemos ahí afuera.*


 (Pedro Andreu, "Alquiler a las afueras")


*Hay días que todo lo que encuentro me recuerda a ti, papá.

1 comentario:

  1. Visita
    =====

    La heroína es tan dulce como hacer el amor,
    decía ella en otro tiempo.

    Los médicos dicen que no ha ido a peor,
    día va y día viene, y que nos lo tomemos con calma.
    Hace un mes que no ha vuelto a despertar,
    desde la última operación.

    Y sin embargo seguimos visitándola todos los días
    en el sexto box de la unidad de cuidados intensivos.
    Al entrar, el enfermo de la cama de enfrente lloraba,
    no ha venido nadie a visitarme, le decía a la enfermera.

    Hace un mes que no oímos la voz de mi hermana.
    No veo como antes toda la vida por delante,
    nos decía,
    no quiero promesas, no quiero disculpas,
    tan sólo un gesto de amor.

    Ahora sólo le hablamos mi madre y yo.
    Mi hermano, antes, no decía gran cosa;
    ahora ni siquiera viene.
    Mi padre se queda en la puerta, callado.

    No duermo por las noches, nos decía mi hermana,
    tengo miedo a dormirme, miedo a las pesadillas.
    Las agujas me hacen daño y tengo frío,
    el suero me enfría las venas.

    Si pudiera huir de este cuerpo podrido.

    Mientras tanto cógeme la mano, decía,
    no quiero promesas, no quiero disculpas,
    tan sólo un gesto de amor.


    —Kirmen Uribe—

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