Estoy triste esta tarde.
Y sin motivo. Abro la puerta
de la nevera y allí está mi padre:
la noche inacabable en que murió.
Voy a mear y allí me acecho
yo de niño y la precaria
economía familiar de entonces
-la que heredé- y sus peleas.
Me lío un cigarrillo y casi siento
que a mi espalda están todas
las mujeres que alguna vez yo fui
y que ya no. Y me pregunto
si habrá algo que hacer
que me corrija tanta
tristeza equivocada.
Algo que me alivie.
Algo. Lo que sea.
Por ejemplo: tú.
(Pedro Andreu)
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