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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Porque todas las veces en las que hubo una misión encomendada, parece ser que estas cuatro paredes se vengan abajo...
Y esa mañana se despertó con la horrible sensación de haber pisado el primer suelo de la mañana con el pie izquierdo(sin saber muy bien qué le habrán hecho los zurdos al mundo). Encendió la radio sin esperar más allá que un..."¿por qué te vas?" y una aceptable incorrecata predicción meteorológica, así que no se sorprendió, ya en el autobús, encontrándose en un atasco en una de las principales salidas de la ciudad,  tarareando.... "bajo la penumbra de un farol...se dormirán...todas las cosas que quedaron por decir...", (había cambiado su modo de interpretar esa canción..desde que la oyera una y otra vez en una película...), y mientras ella tarareaba, en la radio un abarrotado sumario de sucesos, mentiras disfrazadas de justicia, parlamento o proyecto de ley, que es otra forma de llamar a un callejón sin salida. No impota, el autobús ya seguía adelante. Zapato, abrigo, llaves, cabeza...todo en su sitio.
Llegó a su parada. Salió a la calle. Las nubes sobre su cabeza. El suelo bajo sus pies. Circulación en ambos sentidos de la calzada. Paso de peatones, no hay lugar para cebras o safaris en esta ciudad. Un pie, el otro... bien hecho.. Descendió a las entrañas de las aceras, en cuyas paredes puedes hallar la sabiduría, puedes encontrar música(sin que suene) y hasta aprender algo de filosofía...(nada que envidiar a cualquier universidad).

Pero hoy tampoco había tiempo, hoy, de nuevo, sólo podía correr para llegar a la hora a ninguna parte, que, sin duda, no es el mejor viaje...

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