Nadie llama a mi puerta,
nadie viene a golpearme,
a maldecirme,
a quererme,
a odiarme,
a llorar en mi mano,
nadie se averguenza si grito,
si reniego de Dios,
y ya, sin nombre,
me vuelvo hacia la puerta,
de par en par bloqueada.
Nadie comparte mi destino,
nadie se compromete con mi estado.
Afuera hay una luz,
una ventana abierta.
Mi puerta, su bloqueo,
su dureza es mi destino,
asusta este silencio
del que nadie me salva.
La próxima estación... también era mentira.
Siento, y comparto, tu sentida soledad
ResponderEliminarDe eso nada, mi egoísmo no me permite compartir...
ResponderEliminarMarieJosephine
ResponderEliminarJosephine
Nastenka
Dulcesangrar
(cuatro partes, que yo sepa, compartiendo su egoísmo)
Bakunin
DonJosé
(dos partes, que usted sepa, compartiendo el mío)
La soledad (y yo incluiría el egoísmo) es como una prisión con ventanas pero sin puertas.
Sí, pero como una prisión en la torre más alta, de la cual, por mucho que se abran las ventanas, esa soledad(y ese egoísmo).. no pueden vencer su vértigo para escapar..
ResponderEliminarDebería usted cambiar el MarieJosephine por el "Jo"..que mi empeño por esa otra versión de Josephinne fue que usted quisiera llamarme Mariajo...