...

Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 23 de abril de 2014

Volver atrás,
salir por la puerta trasera,
lanzar todo lo que pesa,
ver como la piel se estira frente al espejo,
como los ojos dejan de gritar...

Volver atrás,
a esos días de andenes sin tranvías,
marcha atrás;
que los días de ceniza vuelvan al cenicero,
entre cuerpos conocidos y extraños
que hacen pausa en los andenes,
las lágrimas remontando a contracorriente
vuelven a mis pestañas hasta evaporarse,
y las hojas vuelven al calendario,
y las oportunidades a los sueños,
y los minutos a los relojes.
.
Los contratos de permanencia vuelven al cajón oscuro
de dónde salieron,
y la tinta de mis firmas
al gris de sus bolígrafos.
Y las cajas embaladas deshaciendo mudanzas,
y los regalos empaquetados,
y las entradas de conciertos,
y las listas de la compra
que siempre dejaban espacio de sobra en la nevera...
comienzan a cobrar vida desde cubos de basura inexistentes.

Y desaparece la niebla;
los enfermos abandonan hospitales,
los barcos varados vuelven a faenar,
los aviones regresan al punto de partida,
los trenes no sufren más...
Las despedidas se convierten en encuentros,
los prejuicios abandonan las conciencias,
las libretas quemadas aprenden a sofocar incendios.
Algunos muertos resucitan,
otros que se queden donde están...

La grieta de mi tejado se abre...
y se lo lleva todo.
Después vuelve a ser grieta
y me permite sólo rescatar deseos...

3 comentarios:

  1. Vivir sin contratos. Lo otro, no puede ser vivir.

    ResponderEliminar
  2. Vivir para contarla. Lo otro es renovarse (o volver a vivir en el intento).

    Saludos a ambos.-

    ResponderEliminar