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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Agua salvaje

los dientes hambrientos del ojo
cubiertos de hollín de seda
abiertos a la lluvia
todo el año
el agua desnuda
oscurece el sudor de la frente de la noche
el ojo está encerrado en un triángulo

el ojo a velocidad reducida
mastica fragmentos de sueño
mastica dientes de sol, dientes cargados de sueño

el ruido ordenado en la periferia del resplandor
es un ángel
que sirve de cerradura a la seguridad de la
canción
una pipa que se fuma en el compartimento de
fumadores
en su carne los gritos se filtran por los nervios
que conducen la lluvia y sus dibujos
las mujeres lo usan a modo de collar
y despierta la alegría de los astrónomos

todos lo toman por un juego de pliegues marinos
aterciopelado por el calor y el insomnio que lo
colora

su ojo se abre sólo para el mío
no hay nadie sino yo que tenga miedo cuando lo
mira
y me deja en estado de respetuoso sufrimiento
allí donde los músculos de su vientre y de sus
piernas inflexibles
se encuentran en un soplido animal de hálito
salino
aparto con pudor las formaciones nubosas y su
meta
carne inexplorada que bruñen y suavizan las
aguas más sutiles.

   -Tristan Tzara-

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