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Por diseñar castillos sin almenas perdí, otra vez, las llaves de mi casa.

miércoles, 15 de octubre de 2014

                                                                                 "Me despierto muy temprano. Mi vuelta del
                                                                                  campo de los sueños es brutal al entrar en el
                                                                                  país de lo cotidiano."   (Léolo)


Son malos tiempos.
Tiempos grises.
Tiempos de escalofríos, de lágrimas propias y ajenas.
De no saber qué va a ser de nosotros.
De todos nosotros.
De la chica que ayer tenía el pelo rojizo.

Pero los tiempos pasan. Los tiempos pueden cambiar. Hay ideas que quedan, en algún sitio. Alguien tiene que tener encerrados a esos que en otros tiempos llamaron "principios".
En alguna esquina recóndita de nuestro subconsciente son proletarios marcados y manchados de grasa y carbón los que cantan "Arriba parias de la tierra".
En algún rincón un perro hambriento, en busca de algo con qué saciar el hambre, escarbará fosas y encontrará huesos que alguien llora.
En algún momento habrá que olvidar la lógica de la nación y abordar proyectos comunes.
Todo eso está ahí.
No creo que se pueda enterrar bajo objetivos de déficit. No creo que se lo haya llevado la prima de nadie, ni la de riesgo...
En algún momento alguien tropezará con ello en el desván...

Son tensiones viejas las que nos sacuden.
Nada nuevo está pasando.
Hubo antes otras Grecias.
Otras ruinas...
Y aún venden tintes...

Lo malo es que los encargados de la reconstrucción no piensan en los cimientos. Su único objetivo es seguir teniendo el poder de la empresa.
Pero yo puedo tintarte el pelo. No me importa mancharme de rojo...

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